Un álbum repleto de rabia, humor y espíritu punk para bailar enloquecidos, enfadarnos, reírnos y emocionarnos como adolescentes, que incluye colaboraciones con Mujeres y Olaya de Axolotes Mexicanos
«Me están apuntando con un arma» son once canciones que se pasan en un suspiro y con las que podemos bailar enloquecidos, enfadarnos, reírnos y emocionarnos como adolescentes.
Todo esto era un grito a voces, porque ya habíamos oído esa ocurrencia imposible que es ‘Niños furbito y niñas lo que sea‘; el derrame de bilis que es ‘k pesao’; ‘Sexo Fender (Cenicero)’, la canción que suelta la frase “Me huele el pelo a cenicero” a golpe de guitarrazos; o esa extraña historia de amor (o no) que es ‘Romantinski’.
Pero su capacidad de creadores de himnos del siglo XXI queda confirmada con trallazos como ‘Peñacastillo’, ‘GTA’ o la épica ‘wormz’.
A semejante cóctel hemos de añadirle las colaboraciones de dos bandas también especializadas en no soltar nunca el pie del acelerador: Mujeres le prende fuego a ‘Soy una fracasada estúpida’ y Olaya, de Axolotes Mexicanos, hace lo propio en ‘Es la forma que tienes de ocultar algo que hay en tu mente’. Saltan chispas de la aguja del vinilo.
Y mención especial para esa ‘Love song’, una maravilla que demuestra que también saben hacer armonías increíbles, ponerse incluso un poco melosas, con elegancia e inspiración. Pero lo justo. Todo esto bajo la atenta vigilancia de Carlos Hernández, quien, a los mandos, se encarga de hacer su magia, sacándole partido a todo lo que pasa por sus manos.