El cantante italiano, uno de las más reconocidos del género se estrenó en Lanuza para presentar su último trabajo, “Destiny”, y varios de sus éxitos

El reggae siempre planea por el pantano de Lanuza, mezclado y agitado. Pero hasta anoche no brilló con toda su fuerza en Pirineos Sur, con los conciertos del italiano Alborosie y los zaragozanos Jahsta. El primero apostado una mayor potencia, casi rock; y los segundos con una actitud más cercana al rap. Igualmente, el resultado fue una gozosa y lisérgica jornada para los cientos de fans que acudieron a la penúltima jornada de Pirineos Sur.

Alborosie se estrenó en el Anfiteatro de Lanuza con nuevo disco bajo las rastas, “Destiny”, que introdujo ya en los primeros momentos del concierto (“Give it to them”, “Viral”) pero entremezclado con varios temas de su reconocida primera época (“Rasta anthem”, “No cocaine”, “Waan the herb”).

Con sus características kilométricas rastas se lanzó al escenario. Lo recorrió de punta a punta, micro en mano, sin descanso, y controlando férreamente a su banda. Bien armada con guitarras, viento, percusión y apoyo vocal sonó potentísima, casi rock (no faltaron puntuales solos a las seis cuerdas). Pero cuando el siciliano deseaba bajar revoluciones y apostar por ambientes más dub, sonó igual de solvente. El generoso setlist discurrió rápido, con continuos cambios de revoluciones y mezclando los temas (como buena costumbre de tierras jamaicanas).

Para los bises volvió a recurrir a su mítico disco del 2008 “Soul pirate”, con “Herbalist” y la infalible “Kingston Town”; y para cerrar, “Rock the dance hall”, que haciendo honor a su título, acabó con un abrasivo duelo de guitarras en medio del escenario.

Suizzo y MrKarty llevan al frente de Jahsta desde mediados de los años 90. Y aquí siguen, con cientos de kilómetros acumulados y decenas de conciertos a sus espaldas. Su fama de ser uno de los mejores grupos de reggae del país es más que merecida y shows como el de ayer en Lanuza lo certifican. A pesar de poseer una trayectoria con vaivenes, su carisma sobre el escenario sigue intacto y su fórmula de música jamaicana mezclada con rap y raggamuffin es irrebatible.

Acompañados de los siete músicos de la Conscious Vibes Band (guitarra, bajo, percusión y vientos) contagiaron su buen hacer, su buen rollo y sus letras sociales. “Fiesta del reggae” fue toda una declaración de intenciones. Y la alegría se alargó con “El vago”, “Farsa” o “Escúchalo”. Haciendo un recorrido generoso a buena parte de su discografía, no tuvieron problemas para conectar con el público de Lanuza, que ya venían casi ganados de antemano, para entregarse a una noche de buenas vibraciones. La celebrada “Niños del guetto” marcó el principio de una recta final recibida con gozo y que llegó al clímax con “Digo que vengas” y “Positivo”.