Los asistentes al festival entre viñedos no pararon de bailar, cantar y vibrar con Cala Vento, el plato fuerte de la noche.

La bodega Viña Costeira acaba de festejar el final de la vendimia y dio la bienvenida al otoño ayer sábado con la cuarta edición del Costeira Sonora, un evento único que aunó gastronomía, música y vino en el entorno del Pazo de Toubes, un pazo-bodega rehabilitado de 1742.

El festival recupera la esencia de su primera edición en 2019, buscando dar un impulso a la promoción de la cultura en O Riberio con un cartel que combina artistas musicales del panorama gallego y nacional.

El Pazo de Toubes abría sus puertas a las 17.00h de la tarde, con la actuación de Lusillón, que amenizó la llegada de los primeros asistentes con su dulce y elegante puesta en escena. A continuación, la banda madrileña Floridablanca, puso en pie al público del Costeira Sonora con su pegadizo estilo pop con aires funk. Le siguió la cantante y productora de origen gallega, Sila Lua, que dio paso al ritmo tribial y al folclore gallego de Catuxa Salom. Tras ella, la cantante Rocío Saiz, hizo partícipes a los asistentes de sus canciones de pop electrónico. El concierto más esperado de la noche lo protagonizaron la banda de rock alternativo Cala Vento, que tomaron el escenario del Costeira Sonora con la naturalidad que los caracteriza. Así,el dúo catalán encandiló a los presentes con ‘Casa Linda’, su trabajo más recienta que ya hace las delicias de muchos y muchas.

Vinos y gastronomía locales de la mano del Restaurante Pazo de Toubes
Los más de 300 asistentes pudieron disfrutar de la mano del Chef del restaurante Pazo de Toubes de platos adaptados para el festival y elaborados con productos locales, todos maridado con los mejores vinos de la bodega. Un viaje enogastronómico de lujo, en donde además se degustaron los mojitos elaborados con Viña Costeira Ribeiro y Mencía y cócteles de Pazo Burbujas, convirtiéndose en protagonistas de la fiesta de la vendimia.

Compromiso sostenible
El Costeira Sonora cuenta desde su primera edición con una perspectiva sostenible, integrando de manera transversal valores ambientales, el respeto por el entorno y la integración del territorio con el propio plan de movilidad del festival. Un evento comprometido, sostenible, seguro y que genera un impacto positivo en O Ribeiro.

Desde la bodega, destacan las buenas sensaciones transmitidas por los asistentes al disfrutar de la música en un entorno tan natural.