222 shows completan toda una semana de música repartida entre la Ciudad del Rock, el Cívitas Metropolitano y doce salas de la ciudad
Llevábamos tanto tiempo imaginando la primera edición de Primavera Sound Madrid que ya casi teníamos la sensación de haberla vivido mucho antes de que empezara, pero definitivamente aguardaba una realidad particular. Porque, una vez que se materializó el pasado lunes con los primeros conciertos en diversas salas de la ciudad, el festival ha sido lo nunca visto, lo nunca imaginado tanto en la historia de Primavera como en Madrid. Una semana que ya enfila su recta final llena de hechos excepcionales, para lo bueno y para lo no tan bueno. El relato de este estreno en la capital es sin duda un relato insólito: nunca ha habido un Primavera Sound como este, nunca ha habido un festival en Madrid como este. Aunque aquí todavía quedan unas cuantas cosas por pasar.
Si se trata de excepcionalidad, hay que hablar de un despliegue musical incomparable, sin precedentes. Porque a fin de cuentas un festival va de música. De norte a sur. Del Cívitas Metropolitano, que acogió la jornada inaugural del miércoles con los conciertos gratuitos de Pet Shop Boys, Confidence Man y Jake Bugg en una fiesta para todo el mundo, a la Ciudad del Rock de Arganda del Rey, la sede central del festival. Superada la complicada meteorología que lamentablemente retrasó un día la apertura de puertas y condicionó el plan de movilidad, dentro esperaba un espacio reacondicionado que respira música (mucho más allá del rock como es identidad en Primavera Sound) a lo largo de sus doce escenarios. Una infinidad de itinerarios posibles para una primera edición que debe servir como aprendizaje de cara al futuro.
Sin olvidar el Auditorio Primavera con su impagable pase matutino y por supuesto la docena de salas que han vertebrado la programación de Primavera en la Ciudad… e incluso alguna sorpresa más que absolutamente nadie podía pronosticar. Porque si la actividad simultánea de once salas en la jornada del martes o la oportunidad de ver a The War On Drugs, Pet Shop Boys o St. Vincent en formato reducido ya eran acontecimientos únicos en sí mismos, el jueves se vivió directamente un milagro: el concierto improvisado de Blur en La Riviera. Su regreso a Madrid dos décadas después no pudo ser el baño de masas previsto en la Ciudad del Rock el jueves, pero sí un inesperado sueño de fan desbloqueado. En definitiva, la música no se ha detenido por completo en Primavera Sound Madrid ni siquiera con todo en contra. Y mañana, capítulo final con los últimos conciertos de Primavera en la Ciudad y los últimos bailes en el fin de fiesta Brunch Electronik en el Cívitas Metropolitano para completar un total de 222 shows en una semana. La suspensión de la jornada del jueves aplazó el encuentro con la Ciudad del Rock, pero no ha impedido que Primavera Sound Madrid ofrezca un festín musical marca de la casa.
El concierto que abre la jornada de un festival siempre tiene algo de simbólico. De repente, un recinto en silencio empieza a sonar. Pero ayer, cuando empezó el concierto de Carlota Flâneur para inaugurar por fin el primer escenario de la Ciudad del Rock y desencadenar un precioso efecto dominó, todo tuvo un extra de emoción que quedaría perfectamente resumido ocho horas después en el show de Fred again.. El mantra que recorrió la actuación del británico, la primera de su carrera en Madrid, puede servir perfectamente como lema espontáneo del festival tras sobreponerse a las lluvias: we gonna make it through. Lo que tenía que haber arrancado oficialmente el jueves terminó arrancando el viernes con los triunfos de Depeche Mode en el karaoke definitivo y Kendrick Lamar en la cima del hip-hop contemporáneo. Además, Japanese Breakfast asombró con sus trucos pop, Alvvays sacaron nuevo brillo a las melodías de toda la vida, Karate nos llevaron de la mano a un feliz 1998 y Four Tet desplegó su hedonismo inteligente en una jornada que congregó alrededor de 42.000 personas. Y hoy, 48.0000 más despedirán la Ciudad del Rock junto a Rosalía, St. Vincent, Bad Gyal, Calvin Harris, Caroline Polachek y My Morning Jacket.