Una obra electropoética casi científica, fruto del encuentro de la inteligencia artificial (IA) con Joan Palomares. Ningún aspecto del proceso creativo se ha escapado de la pura experimentación y el desafío de los cánones.

Desde los sintetizadores que vertebran el disco, hasta la edición de las frecuencias, se han creado mediante diseños informáticos de instrumentos virtuales creados específicamente para la ocasión.

Las letras orbitan la relación entre la piel humana y la máquina, intimando en más de un pasaje con la filosofía aceleracionista.

También la portada es toda una declaración de intenciones.

Está a caballo entre la intriga que caracteriza al utopismo y la estética vanguardista. La incorporación de un ente posthumano, trans y cíborg en un entorno influenciado por el suprematismo y el cubofuturismo, con una referencia a la obra «Blanco sobre blanco» de Kazimir Malévich, demuestra una fusión de elementos artísticos con voluntad de trascender el nuestro tiempo y espacio. Ciborgputi nos habla de una guerra declarada del futuro al pasado, y si bien éste es el mensaje, también fue el proceso.